Segundo pico de crecimiento (intermedio):
se produce hacia los 7 años, siendo éste el momento
ideal para el inicio del tratamiento con aparatología funcional
(período interceptivo).
Tercer pico de crecimiento (puberal): se produce
hacia los 12-14 años y en él suelen aplicarse los
tratamientos correctivos con aparatología fija (período
correctivo). Cuando el inicio de esta face de tratamiento se retrasa
excesivamente, hay el peligro de actuar fuera de toda tasa de
incrementos en el crecimiento y el caso puede terminar necesitando
de un tratamiento ortodóncico-quirúrgico.
Los tratamientos interceptivos se realizan en
un período de intenso crecimiento del individuo, donde
el recambio dentario y la erupción de los dientes permanentes
juegan un papel importante en el establecimiento de una dimensión
vertical posterior de la oclusión, estableciendo el grado
de rotación mandibular que corresponde el patrón
muscular (patrón de crecimiento).
La rotación mandibular está condicionada
por:
? El vector correspondiente a la tensión
muscular y su efecto de comprensión vertical sobre las
arcadas dentarias en desarrollo.
? - El vector correspondiente a la erupción dentaria y
migración mesial de los dientes, que actúa en sentido
opuesto al vector de la tensión muscular.
Los dientes erupcionan en la zona neutra de “equilibrio
muscular”, entre los labios y las mejillas -por fuera- y
la lengua -por dentro- (pasillo de Thormes).
Si existe un desequilibrio postural o funcional
a nivel de los labios o de la lengua se alterará la posición
de los dientes, como consecuencia de la modificaciópn de
la intensidad de los vectores de las fuerzas musculares vestibular
y lingual. Por medio de este mecanismo tan simple, los incisivos
inferiores erupcionarán en una posición más
visualizada (protuidos) o lingualizada (retruidos), según
el tipo de predominio de la musculatura: perioral o itraoral.
Según Ricketts, los incisivos centrales
superiores deben erupcionar paralelos al eje facial de crecimiento.
Si están más inclinados hacia labial,
favorecen la aparición de una mordida abierta anterior;
y si están más verticalizados, provocarán
una mordiad profunda anterior. La orientación axial final
de estos dientes viene determinada por: la dirección eruptiva
del cliente, la presión de la musculatura labial sobre
el mismo y el contacto de los incisivos superiores con los bordes
incisales de los inferiores. El resultado final de todo este proceso
eruptivo a nivel del sector incisivo (superior a inferior) es
el que nos va a determinar el ángulo interincisivo; más
abierto en las sobremordidas y más cerrado en las mordidas
abiertas anteriores.
En los sectores laterales de la oclusión,
la dimensión vertical posterior de la misma se establecerá
a través del equilibrio entre el potencial de erupción
de los dientes (molares y premolares) y el patrón muscular
(maseteros) que se opone al mismo. Cuando la musculatura es laxa,
los dientes presentan una mayor capacidad de extrusión,
al contrario de lo que sucede cuando el patrón muscular
es potente y el grado de extrusión dentaria se ve limitada.
De ahí la importancia del diagnóstico del patrón
muscular en cada caso ya que de ello dependerá la mayor
o menor facilidad en poder realizar movimientos dentarios por
medio de la aparatología ortodóncica, así
como del anclaje natural del que se dispone para el tratamiento
del caso.
Los factores etiológicos de las maloclusiones
actúan dentro de este contexto de desarrollo de la matriz
funcional, en el que se hallan implicados: los huesos (crecimiento),
los dientes (erupción), la musculatura (patrón muscular)
y el nivel de irrigación vascular e inarvación de
la misma.
A todo ello, hay que añadirle el componente
funcional (respiración, deglución y masticación).
Sobre este conjunto de elementos biológicos y de sus funciones
actúan los factores etiológicos de las maloclusiones,
alterando la armonía en el desarrollo de la matriz funcional.
Una de las disfunciones más frecuentes
es la respiración bucal. Los respiradores bucales presentan:
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