Hsu 8 comparó en 1998 una muestra de pacientes normales con otros pacientes con mordida abierta anterior, valorando la anchura de las arcadas y la profundidad del paladar. Llega a confirmar que los pacientes con mordida abierta anterior presentan una arcada superior más estrecha y la arcada inferior más expandida.

En 1998, Beckmann, Kuitert, Prahl-andersen, Segner, The y Tuinzig publican un estudio en que compararon cuatro grupos de sujetos de una muestra de 460 individuos adultos no tratados ortodóncicamente. Los cuatro grupos estaban compuestos por sujetos con sobremordida, entrecruzamiento normal, borde a borde y mordida abierta, respectivamente.

El grupo con mordida abierta presentaba una significativa contracción alveolar maxilar, desarrollo alveolar maxilar deficiente y hueso cortical poco desarrollado, sínfisis mandibular estrecha e intensa labioversión de los incisivos centrales superiores.


Cheng, Pengs, Chiou y Tsai 10 en el año 2002 demostraron que existe una correlación estadísticamente significativa entre el movimiento lingual durante la deglución y la morfología dentofacial. Utilizaron la ultrasonografía, la cefalometría y el análisis de los modelos, de un lado, y midieron la duración, magnitud y velocidad de los movimientos de la lengua durante la deglución.

Rubert, Duran y Pérez-Tomas 11,12 realizaron un estudio experimental en ratas a las que practicaron una sección superficial de los músculos maseteros. Los resultados finales se obtuvieron tras estudiar, con mecanismos inmunohistoquímicos, el crecimiento normal de estos animales, comparándolo con el crecimiento de los animales tras la sección muscular y tras su recuperación. Se evaluaron la sutura mediopalatina y el cóndilo. Las conclusiones a las que estos autores llegaron fueron que, mientras la actividad muscular está inhibida (por sección superficial), aparece una supresión de las células de crecimiento y que cuando la actividad muscular se restablece, el crecimiento también lo hace.

Así, pues, resulta evidente que existe una íntima relación entre la función y la forma y que los patrones de la respiración, deglusión y masticación son responsables del patrón de crecimiento del sujeto, y por lo tanto, de las características de la maloclusión. 13,14 En la relación ente la forma y función, resulta muy impórtante cambiar primero la forma para poder reeducar después la función. Aunque la reeducación comienza desde el primer momento, bajo la forma de una “gimnasia obligada” a base de estímulos que se le ofrecen al paciente por medio de la aparatología (botones “estimuladores palatinos”).

El efecto clínico de la aparatología funcional (corrección de la maloclusión y remodelado de las arcadas) se soporta en el aprovechamiento del pico intermedio de crecimiento que, según Woodside, son tres:

Primer pico de crecimiento: se produce desde el nacimiento hasta los 3 años. Es un pico demasiado precoz para ser utilizado clínicamente, pero sería el momento adecuado para lograr una auténtica prevención de las maloclusiones.

 
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