La cicatrización de la herida fue excelente y sin incidencias para todos los casos quirúrgicos. La tablas 3 y 4 muestran la distribución de los resultados en la escala de dolor utilizada.

DISCUSIÓN
La escala de Wong-Baker está considerada como una escala que tiene muchas ventajas para ser utilizada en niños. Es fácil de manejar y eva-luar. No se consume mucho tiempo mientras se aplica ni para completarla. También es de gran ayuda el hecho de que puede ser utilizada en niños y adolescentes (válida y fiable para edades comprendidas entre los 3 y 18 años). Las figuras no son ambiguas e incluso para niños muy pequeños son fáciles de entender.7

No se intentó relacionar la valoración del dolor ni con una escala de rasgos de ansiedad (aspecto general de la personalidad) ni con una escala de estados de ansiedad (la ansiedad como respuesta a una situación específica). Nosotros estábamos interesados en conocer si los niños consideraban los procedimientos realizados como dolorosos y en cuantificar esta percepción. Una responsabilidad fundamental del odontólogo es la de proveer odontología confortable. Por lo tanto, un manejo óptimo del dolor es crucial para alcanzar dicha meta. A pesar de ello, sin métodos para cuantificar el grado de dolor es imposible plantear intervenciones apropiadas y evaluar su eficacia. La escala escogida en este estudio cumplió las necesidades para la información buscada en esta investigación.

Muchas de las evaluaciones del dolor están realizadas desde la percepción del odontólogo de lo que parece ser dolor. Sin embargo, solamente la persona que experimenta dolor lo puede relatar como tal. Desafortunadamente, algunas veces está infravalorado el dolor que los niños pueden sentir durante ciertos tratamientos. Las escalas para va-lorar el dolor son seguras y válidas ya que no necesariamente dependen de descripciones verbales del mismo, pudiendo así los profesionales de la salud valorar de forma más correcta la intensidad del dolor del niño y cambiar la técnica para el tratamiento requerido o modificar el método de aplicación de la misma. 8, 9,10

Las puntuaciones obtenidas para los casos de preparaciones cavitarias eran bajas (once pun-tuaron 0 y once más 1). A pesar de ello, en muchos casos el clínico hubiese puntuado menos que los pacientes puntuaron. En los casos de cirugía las puntuaciones obtenidas fueron superiores. También en estos casos el clínico esperaba puntuaciones menores. Nuestra interpretación de esta observación es que creemos que el tratamiento con láser se presentó a los padres y pacientes de ma-nera que generó expectativas excesivas y en cierta medida no reales. Ellos esperaban no percibir nada. Nosotros deducimos que ante la percepción de un mínimo estímulo, el paciente lo puntuaba en la escala de Wong-Baker como si hubiese sentido dolor o malestar. Más que probablemente la manera de presentar la tecnología láser no preparó psicológicamente al paciente de la mejor manera. Nosotros pensamos que se tendría que describir la técnica de manera que las expectativas del paciente se acercasen más a la realidad.

Para las preparaciones en esmalte ningún paciente sintió malestar. Cuando las preparaciones alcanzaban la dentina se encontró una variabilidad entre los pacientes. Se requería de más tiempo para que los niños menos ansiosos expresaran malestar cuando las preparaciones se extendían en dentina y cuando lo expresaban lo hacían con una menor intensidad. Para los niveles más profundos de dentina se encontró que muchos niños se quejaban de sentir una sensación "más que la convenida/ esperada". Nosotros, basándonos en nuestra experiencia, creemos que los dientes permanentes son más sensibles al láser que los dientes temporales.

En cuanto a los tratamientos quirúrgicos los pacientes normalmente sentían una mayor ansiedad previa. Este hecho podría ayudar a obtener puntuaciones más elevadas en estos casos, además de la percepción objetiva del dolor. En cuatro casos se necesitó de la aplicación de anestesia local después de haber iniciado el caso sin anestesia.

Es importante conocer las posibilidades de cada tratamiento de antemano porque se puede crear un problema de conducta en casos donde si se hubiese anestesiado previamente no se hubiese corrido ningún riesgo. Se observó una cicatrización asombrosa de las heridas después de una semana post-tratamiento. Fue un hallazgo positivo el hecho de que no se necesitó medicación para el dolor en ningún paciente y de esta forma se añade otra ventaja para esta modalidad de tratamiento. Se producía un sangrado muy leve durante la realización de los tratamientos quirúrgicos y ello facilitaba la visualización del campo ope-ratorio durante los mismos.

Una excelente selección de pacientes y padres para cada enfoque terapéutico es una cuestión crítica. Obviamente esta afirmación también es válida para la terapia con láser. La sedación podría ayudar a muchos de los pacientes de este estudio y ello debería ser tenido en cuenta para futuros tratamientos. Tanto los niños como los padres estaban contentos con los resultados y con la manera en que fue realizado el tratamiento. Ninguno de los pacientes de los casos realizados sin anestesia hubiera preferido la técnica convencional con anestesia. Es alentador y gratificante para nosotros que los pacientes expresen sus preferencias para este tipo de tratamiento. El odontopediatra no puede olvidarse de la aplicación de la técnicas de manejo de conducta durante la utilización del láser como haría en cualquier otro tipo de tratamiento (Fig. 4). Hasta sentirse cómodo con la utilización del equipo láser, el odontólogo tiene que prestar mucha atención y estar muy concentrado en el funcionamiento de la máquina y en los distintos parámetros que deben controlarse. A pesar de ello no puede olvidar que los tratamientos pediátricos no pueden realizarse sin un adecuado manejo del paciente.

CONCLUSIONES
1. El láser Er,Cr:YSSG ofrece unas nuevas y útiles perspectivas en odontopediatría, para la práctica de odontología conservadora y procesos quirúrgicos.

2. El láser Er,Cr:YSSG es excelente para los tratamientos quirúrgicos en niños ya que la cicatrización de la herida es más rápida, sin malestar y sin la necesidad de medicación para el dolor.

3. En la escala de Wong-Baker los niños dieron puntuaciones comparativamente más altas en los casos quirúrgicos que en los de preparaciones cavitarias.

4. Se necesitan más estudios para averiguar cómo la manera en que presentamos la tecnología láser a los padres y pacientes, puede influir en la percepción del dolor.

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