El diagnóstico del paciente respirador
bucal se basa en la exploración clínica y radiográfica
del mismo, pudiéndose apreciar uno o varios de los siguientes
hallazgos:
a- Presencia de “ojeras” subpalpebrales por el
cansancio que supone la obstrucción respiratoria. El
paciente suele tener sueño inestable y ello le provoca
un “cansancio mantenido”.
b- En algunos pacientes se observa una alteración funcional
de las narinas con la apreciación de colapso nasal durante
la inspiración forzada. Dicho hallazgo clínico
es de interés funcional relevante y no suele ser explorado
clínicamente.
c- Desviación del tabique nasal que se evidencia o bien
a nivel del dorso de la nariz (angulado o a nivel del borde
inferior del tabique, bloqueando una o ambas fosas nasales.
Se puede explorar el borde inferior del tabique por visión
directa desplazando lateralmente los tejidos blandos de la punta
de la nariz.
d- Hipertrofia adenoidea, que puede apreciarse a nivel de la
teleradiografía, a nivel del cavum.
e- Hipertrofia adenoidea, que puede ser diagnosticada tanto
en la exploración clínica como en el estudio radiográfico.
En este último, pueden utilizarse substancias de contraste
para la mejor visualización del problema.
f- La rinitis alérgica suele ser una de las causas de
respiración oral. Se caracteriza por la existencia de
escozor nasal que suele ir acompañado del llamado “saludo
alérgico”, un gesto característico que el
paciente hace con la base de la mano, comprimiendo la base de
la nariz, con la finalidad de aliviar el dolor provocado por
el escozor nasal. La rinomanometría permite determinar
el flujo repiratorio y la resistencia del paso del aire por
las fosas nasales, aunque no es totalmente determinante.
En líneas generales, podemos establecer que la mayoría
de las alteraciones de la matriz funcional (maloclusiones) se
producen como consecuencia de desequilibrios de las funciones
que, a su vez, son favorecidas por la presencia de estímulos.
En las disfunciones de la deglución, las causas pueden
ser múltiples:
1. La presión lingual anterior media provoca una mordida
abierta anterior. El recambio dentario anterior no puede reducir
el problema ya que el factor muscular (lengua) lo impide, pese
a los esfuerzos mecánicos realizados por el ortodoncista.
2. La presión lingual lateral provoca mordida abierta
lateral. La lengua se interpone lateralmente, como, por ejemplo,
por un borde filoso de una caries o de una obturación
y puede llegar a causar un bloqueo eruptivo (anquilosis) de
un diente temporario o permanente.
En el desarrollo de la mordida abierta lateral también
interviene el hábito de succión del carrillo.
En este tipo de pacientes se marcan los surcos labiales laterales
-por la succión- y se aprecia una contractura de la musculatura
del mentón. La mordiad abierta lateral aparece en pacientes
con un patrón de crecimiento braquicéfalo y una
sobremordida anterior.
3. La “interacción labio-lingual” es un
hábito que se contempla como una ejercitación
mutua entre ambos grupos: el del labio inferior y el de la lengua.
El recambio dentario anterior, actuando como estímulo,
favorece la protracción lingual. Si durante este proceso
se utiliza un Quad-hélix o una barra palatina, estos
elementos mecánicos obligan a una posición “baja”
de la lengua y, a partir de esta posición lingual, se
favorece el origen de un hábito de protacción
lingual.
El patrón de deglución puede modificar el perfil
de convexo a cóncavo porque se aumenta la tensión
de la musculatura labial con la “interacción labio
lingual”. Los labios pasan por ser gruesos y revestidos
y contraídos.
4. La presión lingual inferior favorece la aparición
de maloclusiones de Clase III. En esos casos debe tenerse en
cuenta que la utilización de un Quadhélix va a
distalar levemente los molares superiores y, para evitar la
aparición de una súper Clase III, se recomienda
la utilización simultánea de elásticos
de Clase III anclados en un arco lingual inferior con unos ganchos
soldados al mismo para tal efecto. La existencia de agenesias
en el sector anterior (incisivos) actúa como un estímulo,
favoreciendo el desarrollo de un hábito de prresión
lingual anterior que, posteriormente, con el proceso de recambio
de los sectores laterales, puede modificar su acción
lateral.
5. Tal y como hemos podido comprobar en el punto anterior,
los hábitos pueden ser “cambiantes”.
Debemos considerarlo como un mecanismo normal, relacionado
con el recambio dentario que actúa como estímulo,
anterior o lateral, según localización de los
procesos de exfoliación y erupción dentaria.
El concepto de estímulo como causa determinante de una
disfunción oral es relevante, ante todo si tenemos presente
que también utilizaremos estímulos para favorecer
la reeducación miofuncional. En este sentido, el ortodoncista
debe colaborar directamente con la reeducadora por medio del
adecuado uso de elementos estimuladores de su aparatología.
El diseño de los aparatos interceptivos no solamente
ha de procurar un cambio morfológico de la oclusión
del paciente, sino también ser un elemento activo para
la reeducación miofuncional.
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